Afrontar nuevos retos, problemas, cambios o dificultades vitales implica un proceso de adaptación que, en ocasiones, después de haberlo intentado con los habituales recursos y estrategias, ahora no consiguen los resultados esperados ocasionando frustración, desequilibrio y malestar.
Es el momento de reconducir su vida.
Acuda ahora a ADAMSON PSICOLOGÍA, Centro de Psicología en Granada con Autorización Sanitaria por la Delegación de Salud de la Junta de Andalucía.
Confíe en la eficacia de sus resultados.
Soy Mª Ángeles, la psicóloga que le atenderá. Cuento con una sólida formación clínica y amplia experiencia en el abordaje integral de los problemas psicológicos y emocionales, las acreditaciones necesarias y una continua formación, con objeto de mantenerme actualizada en los últimos avances científicos en el diagnóstico y tratamiento clínico que avalan la eficacia de mis intervenciones, asegurando un correcto abordaje terapéutico que, junto a la continuidad de las sesiones prescrita, logre resolver los problemas que le afectan, comprometiéndome con seriedad y absoluta confidencialidad
Mantengo un enfoque integrador y ecléctico, fundamentado predominantemente en la orientación Cognitivo-Conductual mediante protocolos altamente efectivos para el tratamiento integral de problemas personales, familiares, laborales, académicos y/o sociales, adaptándolos a sus necesidades, competencias, estilo de vida y motivaciones.
Utilizando técnicas como la Hipnosis Clínica, la psicoeducación y terapias de tercera generación, me permiten realizar intervenciones breves y lograr un elevado éxito terapéutico.
El Coaching será el método de acompañamiento y entrenamiento de habilidades clave para mejorar su autoestima y su desarrollo personal de manera que repercuta positivamente en todos los ámbitos de su vida.
Mi objetivo es lograr que usted obtenga una mejor calidad de vida y bienestar emocional recibiendo la atención más adecuada y personalizada. Nuestro objetivo común será desarrollar y generar los recursos y herramientas necesarios que repercutan en todos los ámbitos de su vida, satisfaciendo sus expectativas. Así como que disponga de una buena salud psicológica sin el uso de fármacos.
Adamson Psicólogos en Granada se dirige a todas aquellas personas: adultos, jóvenes, adolescentes, parejas y familias, que, en un momento determinado en su vida, requieran un asesoramiento profesional, un diagnóstico, un informe y/o un tratamiento para los problemas relacionados con el comportamiento, pensamientos y/o emociones, que esté afectando algún ámbito de su vida (familia, pareja, trabajo, relaciones personales, etc.).
Ubicación
PZ. del Humilladero, 13. Edf. Panoramic. Plt. 2ª – B. 18005 Granada
Horario de apertura:
L - V: 09:00 - 21:00 h.
Contacto:
Tlf: 617 966 288
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Los trastornos constituyen formas de responder frente a acontecimientos ante los que no encontramos recursos para afrontarlos, sin que supongan una enfermedad mental.
La terapia individual es un espacio y una oportunidad para pararse y reflexionar, verbalizar, comprender, ordenar, evaluar y replantear aquellos asuntos de su vida y la relación que tiene consigo mismo, que le estén desestabilizando o generando sufrimiento.
El objetivo es que usted tome las riendas de su vida y la reconduzca, resolviendo conflictos, gestando cambios, adquiriendo nuevas herramientas y recursos, liberando cargas y creciendo personalmente.
Cuando el malestar y/o insatisfacción le hace perder el equilibrio emocional y deteriora su calidad de vida, es el momento de plantearse la consulta a un/a psicólogo/a clínico o psicoterapeuta, con la finalidad de valorar, conjuntamente, la necesidad de una ayuda profesional para recuperar su bienestar emocional.
Los motivos para acudir estarán relacionados con: la interrupción o dificultad para mantener las actividades habituales, tales como asistir al trabajo o participar en actividades familiares y de ocio; alteración del sueño o de los hábitos alimenticios, descuido de la apariencia; cambios en el estado de ánimo, desmotivación, cansancio, y tristeza persistentes; dificultad para controlar una idea, pensamiento o imagen en su mente; dificultad para disfrutar de aquellas cosas que usualmente son agradables; dificultad para tomar decisiones del día a día; desinterés generalizado y sentimientos de soledad; cronificación de enfermedades físicas, etc.
Son muchas las personas que sufren ansiedad al intentar anticiparse a los hechos y focalizarse en los aspectos más negativos del futuro; Analizando y buscando explicaciones de cada una de las cosas que les suceden. De ahí que resulte indispensable adoptar una actitud mentalmente más saludable y proactiva, reduciendo la victimización y entendiendo que las adversidades forman parte del devenir de cualquier persona.
El cerebro está diseñado fundamentalmente para garantizar nuestra supervivencia y protegernos. Por tanto, es normal experimentar ansiedad en algunos momentos de nuestra vida, en mayor o menor medida, ya que la Ansiedad, de forma general, es una respuesta adaptativa de muchos animales ante un peligro.
¿Cuándo la ansiedad deja de ser adaptativa para convertirse en un problema?. Cuando el supuesto “peligro” no atenta real, objetiva y directamente a nuestra supervivencia. Por tanto, el trastorno de Ansiedad se caracteriza por una excesiva y frecuente preocupación ante situaciones cotidianas, percibiendo o anticipando amenazas y peligros (un examen, un despido laboral, determinada sintomatología orgánica, una reunión social o acercamiento a una persona del sexo opuesto, etc.) que sobreactivan nuestro organismo.
La sintomatología ansiosa suele manifestarse a tres niveles:
Las conductas de evitación asociadas son la clara manifestación de huida ante el supuesto peligro, mientras que las conductas de afrontamiento son adaptativas y van liberando la sobrecarga energética. Así pues, es habitual sentir mayor malestar en los momentos en los que nos encontramos inactivos, ya que esa energía está saturando el sistema y sentimos la necesidad de movernos aunque dicha actividad no tenga ningún sentido (ir de un sitio a otro sin objetivo alguno, movimiento repetitivo de manos o piernas, etc.).
La ansiedad supone un gran malestar en la persona y dificultades para su funcionamiento normal, por lo que dicha ansiedad, con bastante frecuencia, pueden acompañarse de síntomatología depresiva (Trastorno Mixto de Ansiedad-Depresión).
En algunos casos se llega a desarrollar dependencia a alguna sustancia como los ansiolíticos, alcohol u otras drogas, especialmente cuando el trastorno lleva muchos años de evolución.
La ansiedad puede manifestarse de distintas formas, conformando un amplio abanico de los trastornos que se encuadran en dicha categoría.
La característica esencial del Trastorno por Ansiedad Generalizada es la preocupación excesiva acerca de diversos problemas cotidianos de las que les resulta muy difícil liberarse. Las personas que lo sufren se encuentran en un estado permanente de alerta, se asustan con facilidad, no se pueden relajar, tienen dificultades para concentrarse y con frecuencia, tienen problemas para dormir o mantener el sueño.
En la primera visita es importante que entienda porque se produce su estado casi constante de ansiedad, nerviosismo o preocupación. Realizaré una exploración de la sintomatología de ansiedad tanto a nivel psicológico como físico. Evaluaré los síntomas cognitivos (su tendencia a preocuparse por las cosas y dificultad para controlarla, si es una persona aprensiva, si tiene la sensación de estar ansioso con frecuencia. Por otro lado, examinaré los síntomas fisiológicos que presenta (contracturas musculares, dolores de cabeza frecuentes, bruxismo (apretar las mandíbulas), cansancio físico, sudoración, mareos, etc.) y la frecuencia, duración e intensidad de los mismos. Esto nos permitirá establecer las prioridades en el tratamiento, intentando eliminar primero los síntomas más incómodos.
Le ayudaré a detectar las situaciones que disparan sus estados de preocupación y a modificar los patrones de pensamientos anticipatorios y catastrofistas.
Se caracteriza por la presencia intensa y repetida de un miedo, no precipitado por un estímulo concreto, acompañado de una hipervigilancia orgánica, que provoca un intenso pánico ante la expectativa de una muerte inminente (infarto, hemorragia cerebral...). Las crisis conllevan un aumento súbito de la activación fisiológica (taquicardia, hiperventilación, mareo, sudoración, adormecimiento de extremidades, miedo a perder el control...).
Vivir una crisis de pánico es una experiencia especialmente desagradable, recurriendo con frecuencia a un servicio de urgencias pues las señales fisiológicas resultan muy alarmantes. Tras la primera crisis suele aparecer mucho miedo a experimentar nuevas crisis de pánico que implica la excesiva auto-observación y evitación de multitud de actividades y situaciones que limita seriamente su autonomía. Puede presentarse con o sin agorafobia.
La Agorafobia que puede acompañar dicho trastorno, se debe a la asociación o condicionamiento de ciertos lugares a dicha sensación de pánico, donde la persona teme desvanecerse o que le ocurra algo grave en un lugar público, donde percibe que no disponen de una vía de escape o ayuda si empieza a sentir la sintomatología de alarma, o en la que teme quedar en ridículo en el caso de tener una crisis de angustia. Por tanto, es normal que las personas que sufren dicho trastorno, busquen esas vías de escape en los lugares donde se encuentren y se sientan mejor en compañía de personas de confianza.
Las situaciones evitadas suelen ser: lugares concurridos, estar solo fuera de casa, atravesar un puente o túnel, viajar, reuniones sociales, etc.
Es fundamental asegurarles que no les va a suceder aquello que temen como consecuencia de una crisis de pánico, puesto que nuestro organismo está perfectamente preparado con un sistema de activación (S. simpático) y otro de “frenado” (S. parasimpático), que será el que restablezca el equilibrio orgánico. No obstante, este argumento no será suficiente para eliminar el miedo a una nueva crisis
Realizaremos conjuntamente un análisis de los síntomas que se presentaron y el contexto en el que se produjo la primera crisis de pánico, ya que es muy frecuente un periodo de intenso estrés, previo a la primera crisis de pánico (motivado por problemas familiares, laborales o personales) que explican la aparición de la misma. También realizaremos una extensa exploración de la sintomatología agorafóbica (situaciones que evita, niveles de ansiedad que le generan, etc.)
Posteriormente ofrezco una explicación comprensible de lo que le está pasando y elaboro un plan de tratamiento, que no sólo va a ir dirigido a eliminar las crisis de pánico y la agorafobia, sino también a detectar e intervenir sobre los disparadores de las mismas.
Las personas que lo padecen sufren un miedo intenso y persistente que experimentan frente a, o ante la anticipación de, situaciones que impliquen una evaluación. Esta ansiedad la reconocen como excesiva o irracional y genera reacciones intensas que interfieren en su vida de manera significativa.
La evaluación puede aparecer en contextos académicos (exámenes escritos, orales, exposición de trabajos responder preguntas en clase, etc.), laborales (entrevistas de trabajo, exposiciones o conferencias), así como en situaciones habituales donde la persona sienta evaluadas sus capacidades.
La característica esencial de una fobia es el miedo irracional y excesivo a un objeto o situación determinada. Aunque existe consciencia de que tales temores son irracionales, la presencia del objeto o situación temida provoca una intensa reacción de ansiedad que, en ocasiones, deriva en un ataque de pánico. Existen tres tipos de fobias: la fobia específica (simple), la Fobia social y la agorafobia (véase T de Pánico).
- Una Fobia Específica supone un miedo intenso e irracional hacia un estímulo, que en realidad constituye una amenaza mínima o nula. Algunas de los estímulos fóbicos más comunes son: túneles, espacios cerrados, altos o concurridos; Sangre, inyecciones y otros procedimientos médicos; truenos y relámpagos, ciertos animales e insectos; o situaciones como: nadar, navegar, conducir, volar, etc.
Mucha gente no busca tratamiento para las fobias específicas y adaptan su vida a ellas porque piensan que durante el tratamiento pasarán mucha ansiedad. Sin embargo los tratamientos de hoy en día permiten superar las fobias en muy pocas sesiones y con unos niveles de ansiedad bajos.
- La Fobia Social se caracteriza por la aparición de una intensa ansiedad, junto con una consciencia exagerada de uno mismo, en situaciones sociales de la vida cotidiana que se perciben como situaciones en las que se van a sentir evaluadas, observadas y juzgadas por los demás (miedo al ridículo). La fobia social se puede limitar a una sola situación o puede ser generalizada.
El miedo aparece ante la sola idea del encuentro social, se sienten muy incómodas durante el mismo, y se preocupan durante mucho tiempo después de la situación acerca de cómo fue su actuación. Este miedo puede tornarse tan intenso que limite su desarrollo personal, interfiriendo en su trabajo, estudios, relaciones sociales y actividades colectivas provocando aislamiento.
Los síntomas físicos que acompañan con frecuencia a la fobia social incluyen enrojecimiento, transpiración intensa, temblor, náuseas, y dificultad para hablar. Cuando estos síntomas ocurren, las personas con fobia social sienten que todas las personas le están mirando. Sus pensamientos cuando se encuentran con otras personas suelen ser: "No tengo nada interesante que decir", "No les caeré bien. Pensarán que soy aburrido", "Todo el mundo se da cuenta de lo nervioso que estoy”, “Estoy haciendo el ridículo", "Los demás son superiores a mí", "Soy el único que no sabe que decir"...
Se lleva a cabo una valoración, tanto de la sintomatología (intensidad, grado de afectación) como del/os objeto/s o situaciones fóbicos y su evolución en el tiempo. Es importante delimitar el alcance de la fobia y explicar el mecanismo que la mantiene (pensamientos anticipatorios y conductas de evitación).
El tratamiento de las fobias simples se ha mostrado altamente eficaz. Se basa fundamentalmente en la Desensibilización sistemática: Exposición graduada, in vivo o en imaginación, con prevención de Respuesta y generalización de resultados.
Incorporaré las técnicas cognitivas como elemento central que le permiten aprender a racionalizar las creencias que mantienen el miedo.
El Trastorno Obsesivo Compulsivo se caracteriza por la ocurrencia de forma involuntaria, persistente y recurrente, de ideas o imágenes que provocan elevados niveles de ansiedad. Las obsesiones más frecuentes giran en torno a temas como la contaminación o el contagio, la enfermedad (hipocondría), dudas repetitivas (miedo a dejar las puertas o el gas abierto o miedo a haber atropellado a alguien mientras conducía si darse cuenta), miedo a realizar impulsos agresivos (herir a un niño o gritar obscenidades en una iglesia), obsesiones de contenido sexual (miedo a ser homosexual o la presencia de una imagen mental pornográfica recurrente), entre muchas otras.
Las compulsiones y comprobaciones son aquellas acciones o rituales que la persona se ve obligada a realizar para reducir los niveles de ansiedad que le genera la idea obsesiva o para prevenir la ocurrencia de aquello que teme.
Este trastorno puede tener diferentes niveles de gravedad y en su versión más extrema puede llegar a ser gravemente incapacitante. Por ello es muy importante intervenir sobre él cuanto antes.
Podemos incluir también los Trastornos de Alimentación a los que se aludirá en otro apartado.
Realizaré una exploración exhaustiva de las obsesiones que presenta (pensamientos, imágenes mentales, impulsos indeseables), así como las posibles compulsiones y conductas de evitación asociadas (comprobaciones, rituales, etc.) . Es muy importante analizar los factores que lo están manteniendo, para intervenir sobre ellos, tanto a nivel cognitivo, como conductual y que el tratamiento sea efectivo. La exposición, in vivo y/o en imaginación, donde se trabaja el afrontamiento, su generalización y prevención de respuestas, completarán la intervención.
El estrés se produce al percibir que, con los recursos disponibles, no alcanzamos a cubrir las elevadas demandas (exigencias), ya sean externas o internas, a las que hemos de enfrentarnos y, por tanto, se activa nuestro organismo, forzándolo en exceso y produciendo los desagradables síntomas físicos, psicológicos y un desgaste generalizado que puede generar enfermedades graves (problemas cardíacos, digestivos, etc).
Las consecuencias negativas surgen cuando esta repuesta de estrés (activación) ocurre con mucha frecuencia o durante periodos de tiempo prolongado.
Entre los síntomas más típicos encontramos los dolores de cabeza, contracturas musculares, malas digestiones, taquicardias, dificultades de concentración y olvidos frecuentes, mareos, trastornos de sueño, irritabilidad, nerviosismo y preocupación constante .
Llevaré a cabo una exploración de toda la sintomatología física y psicológica que presenta, así como un análisis de los estresores, ( situaciones que provocan la respuesta de estrés) a los que debe enfrentarse y las respuestas de afrontamiento de las que dispone, así como su evolución en el tiempo.
La reestructuración cognitiva será primordial para modificar aquellos aspectos que le hacen vulnerable al estrés, así como desarrollar aquellas habilidades de afrontamiento que le permita abordar de forma adecuada las situaciones de estrés. De la misma manera, será necesario la modificación de algunos hábitos y estilo de vida que supondrán una mejora en su salud.
El Trastorno por Estrés Postraumático es esencialmente una reacción psicológica muy intensa como consecuencia de haber vivido o presenciado un acontecimiento altamente traumático en el que se ha puesto en riesgo la propia vida o la integridad física o se han presenciado muertes de otras personas. como accidentes de tráfico, agresiones sexuales, incendios, atracos con violencia, etc.
La vivencia del acontecimiento traumático provoca un conjunto de síntomas que incluyen una persistente reexperimentación del suceso traumático (recuerdos involuntarios y recurrentes de la situación traumática, sueños de carácter repetitivo, sensación de que el acontecimiento traumático está ocurriendo de nuevo, malestar psicológico intenso cuando se expone a estímulos que recuerdan la situación traumática); evitación de todo lo relacionado con la situación traumática (pensamientos, sentimientos, lugares); embotamiento emocional (sensación de desapego ante los demás, restricción importante de las emociones) y aumento de la actividad fisiológica ( dificultades para conciliar o mantener el sueño, hipervigilancia y respuestas exageradas de sobresalto, irritabilidad).
El TEPT se considera una reacción normal ante un acontecimiento traumático, por lo que en muchas ocasiones pasa desapercibido. Es muy importante iniciar un tratamiento cuanto antes para evitar que el problema se consolide en el tiempo. Los TEPT no tratados pueden desembocar en otros trastornos psicológicos como abuso de alcohol u otras sustancias, depresión, trastornos de ansiedad y en los casos más graves ideas de suicidio.
Efectuaré una exploración extensa de la sintomatología: recuerdos de la situación, sueños, síntomas de activación fisiológica, evitación de lugares o estímulos, etc.. El objetivo primario será aliviar los síntomas que le ocasionan tanto malestar: insomnio, irritabilidad, depresión, activación fisiológica excesiva o ideas de suicidio.
Una vez estabilizados lo síntomas iniciaremos el tratamiento psicológico del TEPT que perseguirá el procesamiento y superación del evento traumático.
Se enmarcan dentro de los trastornos de Ansiedad. Su peculiaridad es la dificultad para resistir un impulso, una motivación o la tentación de llevar a cabo una acción perjudicial para la propia persona o para los demás. El impulso es de origen inconsciente e incontrolable que le conduce a realizar acciones con una aparente finalidad de forma repetitiva, rígida y estereotipada, que perseguirán la producción de algún acontecimiento o su evitación.
Los trastornos más importantes del control de los impulsos son:
A estos trastornos del control de los impulsos hay que añadir los relacionados con el consumo de sustancias, las parafilias, etc.
Su abordaje terapéutico incluirá la modificación de conducta, así como la reestructuración cognitiva, una vez elaborada la historia de los episodios de incontrolabilidad de impulsos, sus parámetros (frecuencia, duración e intensidad) y las consecuencias negativas a nivel económico, familiar y laboral, y valorados los síntomas psicológicos que lo acompañan y los factores que lo mantienen.
En ellos ocurren un conjunto de conductas, actitudes y reacciones ante la comida y la imagen corporal, generadas por un elevado nivel de preocupación por su silueta y volumen corporal que conllevan importantes riesgos para la salud y provocan mucho sufrimiento en la persona afectada, en su familia y entorno.
Destaca la obsesión continua por su cuerpo y por la comida y, en algunos casos, el temor a las situaciones asociadas a ella (comidas en familia, en las que se sienten vigilados y presionados, o fuera de casa donde no tienen control sobre lo que van a comer).
Los estados de ánimo disfóricos, la ansiedad, el afán de control y perfeccionismo, las situaciones interpersonales estresantes, el hambre como consecuencia de una dieta inadecuada, los sentimientos relacionados con la figura y la silueta, la baja autoestima, pueden ser los desencadenantes de este comportamiento a la vez que sus consecuencias.
No se conocen exactamente las causas pero están claramente relacionados con aspectos como las personalidades autoexigentes y perfeccionistas, vivir en entornos en los que se da mucha importancia al aspecto físico, tener una imagen negativa de uno mismo y tener un cambio importante en la vida.
La relación con la comida supone un impacto destructivo en las relaciones interpersonales y el desempeño de su funcionamiento normal.
Como signos de alerta podemos considerar los siguientes: peso por debajo de lo normal, ir al lavabo justo después de cada comida para provocarse el vómito, trocear la comida en pedazos muy pequeños y moverla por el plato, tener alimentos escondidos “prohibidos”, la realización de mucho ejercicio físico y la presencia de amenorrea (pérdida de la menstruación).
Se caracteriza por un control exhaustivo de la ingesta alimenticia, especialmente de los alimentos hipercalóricos, que se acompaña de un rechazo e intenso miedo a ganar peso y en una alteración significativa de la percepción de su silueta (forma y tamaño del cuerpo), viéndose con más peso del que realmente tiene, obsesionándose con algunas partes de su cuerpo (normalmente abdomen, nalgas o muslos) al considerar que parecen demasiado redondeadas.
El miedo a ganar peso se convierte en una obsesión que ocupa todo su interés, por lo que, además de reducir significativamente la ingesta de alimentos, se añade la práctica excesiva de ejercicio físico, conductas purgativas (uso de laxantes, diuréticos y/o vómitos) que tratan de ocultar o justificar, así como la evitación de realizar comidas en presencia de otros.
Se describe como la conducta alimentaria consistente en atracones e ingesta compulsiva de alimentos, generalmente hipercalóricos, que se produce en un periodo corto de tiempo y en métodos compensatorios inapropiados para evitar la ganancia de peso (como el vómito o el excesivo uso de laxantes y/o diuréticos). Se acompaña de una sensación de falta de autocontrol que conduce a un intenso sentimiento de culpa.
También pueden realizar ejercicio físico intenso en un intento de compensar las calorías ingeridas. Las personas que tienen este trastorno se sienten generalmente muy avergonzados de su conducta e intentan ocultarla.
Las personas que lo sufren pasan por episodios incontrolables en los que consumen grandes cantidades de comida en un breve espacio de tiempo. A diferencia de las personas con bulimia nerviosa, no realizan conductas compensatorias. Al igual que en la bulimia, experimentan culpa, vergüenza y angustia acerca de sus irrefrenables comilonas, lo que predispone a más atracones.
Trastorno que implica una constante preocupación por parecer demasiado pequeño/a o débil, siendo más frecuente en los hombres. Conlleva un excesivo cuidado de la dietas (bajas en grasas y ricas en carbohidratos y proteínas) y un duro programa de entrenamiento físico que suelen acompañar con el consumo de hormonas y anabolizantes esteroides para el desarrollo muscular que ponen en riesgo su salud.
Es complicado que una persona afectada por un trastorno alimentario quiera acudir a la consulta de un especialista pues no considera que tenga un problema, ni es consciente de los riesgos que conlleva, pero resulta imprescindible para garantizar su salud y regular su organismo.
Por ello, me centraré en que la persona se implique en el tratamiento reconociendo que tiene un problema que afecta y pone en riesgo su salud, determinando las alteraciones orgánicas existentes o probables para adoptar las medidas más urgentes y necesarias.
Los objetivos de la intervención se focalizarán en normalizar los hábitos alimentarios y la restauración de creencias saludables sobre la ingesta y la imagen corporal.
Es fundamental el asesoramiento y la implicación de padres o familiares en el tratamiento.
Por Trastornos Psicosomáticos se entienden aquellos cuadros clínicos que presentan síntomas físicos no encontrándose una causa orgánica que los justifique. También se refiere a aquellos cuadros en los que, existiendo una causa orgánica, los factores psicológicos incrementan la intensidad de los síntomas.
Generalmente las personas con Trastornos Psicosomáticos acuden a diferentes especialistas médicos para encontrar la causa de los síntomas que presentan y, como último recurso, se dirigen a la consulta de un psicólogo pues les cuesta mucho creer que un síntoma físico pueda tener una causa psicológica. Sin embargo, existe sobrada evidencia de la relación existente entre los estados mentales y cambios en nuestro organismo, como cuando, ante el miedo sentimos cambios fisiológicos.
Decir que el origen es “psicológico” no significa en ningún caso que no sea real. El dolor o las molestias existen y operan en el registro físico. Lo que se afirma es que el origen siempre es multifactorial, y tiene que ver con la manera en la que el sujeto está afrontando una situación (el estrés, conflictos laborales, un duelo o cambios importantes en su vida). Así pues, las estrategias de afrontamiento, los estresores ambientales, las características de personalidad, las creencias y factores culturales, etc., pueden jugar un papel muy importante, tanto en el origen, como en el curso de la enfermedad.
Los trastornos psicosomáticos más frecuentes:
Es fundamental realizar una historia clínica pormenorizada de la sintomatología física a la que se aportarán los informes médicos pertinentes, así como de los factores psicológicos que pueden estar potenciando cierta vulnerabilidad para generar síntomas físicos. El primer objetivo terapéutico será pues, que la persona llegue a entender como un factor psicológico puede estar causándole un síntoma marcadamente físico. Este primer elemento es fundamental para que el paciente confíe y se implique en el tratamiento.
Se emitirá un juicio clínico sobre la probabilidad de que exista una causalidad psicológica, a partir del cual se informará sobre plan de tratamiento que combinará técnicas cognitivas y técnicas conductuales que pretende modificar los factores psicológicos y rasgos de personalidad que determinan como la persona suele afrontar las situaciones conflictivas con las que se encuentra y su propia sintomatología.
Es un trastorno de ánimo cronificado, de intensidad más leve que el episodio depresivo, que impacta significativamente en el funcionamiento cognitivo de la persona, la ejecución de sus tareas cotidianas, la integración social y/o laboral y su autoestima.
Se caracteriza fundamentalmente por la presencia intensa y continuada de tristeza y pérdida de interés o dificultad para experimentar placer. Se acompaña de cansancio y pérdida de energía, llantos, alteraciones del sueño y alimentación con el consiguiente aumento o disminución del peso, dificultad para tomar decisiones, problemas de concentración, sentimientos de inutilidad y culpa, falta de esperanza en el futuro, pudiéndose acompañar de ideas de muerte o suicidio en los casos más extremos.
Las experiencias vitales negativas y/o los patrones cognitivos alterados suelen ser los causantes de un episodio depresivo.
Es muy común que la persona se sienta aislada e incomprendida por parte de las personas allegadas, lo que dificulta aún más su mejoría.
Resulta imprescindible que usted se sienta comprendido y confiado en los resultados. Para ello llevaré a cabo una evaluación de los síntomas que presenta (intensidad, frecuencia y duración), su curso evolutivo e identificaremos conjuntamente los factores que precipitaron y mantienen el episodio depresivo que serán los que abordaré terapéuticamente.
El tratamiento conjugará aspectos conductuales ( realización de actividades placenteras y útiles y disminución de las desagradables); cognitivos (identificación y modificación de patrones de pensamiento responsables, sustituyéndolos por otros más racionales y adaptativos), así como la compensación de otros problemas asociados como la ansiedad (entrenamiento en relajación y resolución de problemas) y dificultades en su relación con los demás ( entrenamiento en habilidades sociales).
El trastorno bipolar se caracteriza por una alternancia entre fases de manía y fases de depresión, de ahí que antes se denominara "trastorno maníaco-depresivo".
Una fase de manía hace referencia a un período claramente diferenciado en el que se produce una elevación significativa del estado de ánimo. Ese período dura al menos una semana. El estado de ánimo también puede manifestarse con una elevada irritabilidad. Esa elevación del estado de ánimo, no se refiere a los cambios de humor normales que nos afectan a todas las personas. Por ello, el trastorno bipolar debe diagnosticarlo un profesional con suficiente formación.
Se alterna con otra fase con síntomas depresivos (véase Depresión).
El tratamiento estará dirigida a lograr los siguientes objetivos:
La adolescencia es un periodo de "transición" del niño al adulto, que lo convierte en una etapa de crisis, de transformación, donde se produce la reorganización de su personalidad hacia una nueva identidad, en la que se realiza una mayor introspección y trabajo de autoconocimiento.
En esta etapa evolutiva, con características determinadas y especiales. es de gran utilidad el asesoramiento de un profesional de la psicología para asegurar una buena integración de la personalidad y superar problemas que normalmente aparecen en la adolescencia relacionados con:
Es posiblemente la etapa del desarrollo en la que más padres y madres se sienten más desorientados y necesitan apoyo para sobrellevar distintas situaciones, por lo que la intervención con el adolescente pasa muy a menudo por el asesoramiento familiar.
"Una relación de persona a persona (...): el amor consiste en que dos soledades se defiendan mutuamente, se delimiten y se rindan homenaje".
La pareja puede comportar momentos de satisfacción, pero también momentos de frustración y desánimo, llevando a la pareja a cuestionarse su propio funcionamiento e incluso una posible ruptura.
Son muy variados y complejos los problemas que encontramos en las parejas que acuden a consulta. En ocasiones, son parejas que atraviesan una crisis puntual (infidelidad, estrés laboral excesivo, etc.); otras veces predominan los problemas de comunicación, a veces son demasiado frecuentes las discusiones y desacuerdos, etc. que van deteriorando la relación. Otras veces, determinados problemas clínicos o de la personalidad de un integrante de la pareja constituyen una de las variables que inciden en los problemas de relación, como el abuso o dependencia de alcohol u otras sustancias, depresión, ansiedad, celos, etc.
Las parejas tienden a subestimar la gravedad de sus problemas. Reconocer si se está atravesando una época con dificultades graves o si se trata del fin de la relación, supone una tarea ardua para los miembros de la pareja, ya que inmersos en un mar de emociones, sentimientos y sensaciones, resulta difícil serenarse lo suficiente para hacer una reflexión tranquila que les conduzca a esclarecer en qué punto de la relación se encuentran. Temen que la búsqueda de ayuda sea un signo de fracaso, consideran que nadie podrá ayudarlos, o que la solución solo radica en que cambie el otro. Es preferible buscar ayuda al inicio de la problemática a esperar a que las dificultades sean demasiado graves.
En ocasiones puede ocurrir que uno de los miembros de la pareja no esté dispuesto a acudir a la terapia, pero esto no tiene por qué ser un inconveniente para que la persona que sí desea el cambio acuda a terapia individual, dado que los cambios revertirán en la pareja, o en el caso de que la ruptura sea inevitable, le ayudará a superarla con menor sufrimiento.
El único requisito para que una pareja pueda recibir ayuda y mejorar su relación es su deseo de mejorar y disposición al cambio.
Podemos considerar que existen fundamentalmente tres áreas determinantes en las dificultades que surgen en la relación, por lo que su evaluación es indispensable para su mejor abordaje.
Las situaciones más comunes por las que se acude a la consulta son:
Durante las sesiones conjuntas crearemos un espacio en el que cada integrante de la pareja adquiera su compromiso de cambio, y asuma su correspondiente parte de responsabilidad en el problema; les ayudaré a identificar las dinámicas disfuncionales que se han mantenido en el tiempo y a reestructurarlas de manera que resulten más satisfactorias en relación a las necesidades y valores de los integrantes de la pareja.
En las sesiones individuales les ofrezco la oportunidad de que expresen abiertamente sus inquietudes y deseos respecto a su relación. En ellas les invito a centrarse en el “yo”, es decir, en los aspectos personales que estén incidiendo en la relación y la estén obstaculizando, ayudándoles a corregirlos y procuro la descentralización del “tú”, o sea, de los aspectos negativos del otro que le conduce al resentimiento y culpabilización.
La intervención se dirigirá a facilitar el incremento de interacciones placenteras, su reconocimiento y expresión de gratitud, así como disminuir las interacciones de hostilidad y resentimiento, optimizando la capacidad comunicativa a través de la mejora de sus habilidades sociales, la expresión adecuada de los sentimientos y necesidades; generación de estrategias para afrontamientos más constructivos y útiles encaminadas a facilitar la toma de decisiones y solución los conflictos; focalización de la atención en los aspectos positivos del otro miembro de la pareja, intervención en dificultades en las relaciones sexuales , etc.
Paralelamente al tratamiento les iré marcando una serie de ejercicios, pautas, negociaciones o normas para realizar en casa a ambos miembros de la pareja o sólo a uno de ellos. El objetivo es devolver a la pareja un estado de tranquilidad, comunicación, confianza, armonía y bienestar en los diferentes ámbitos de la pareja.
Los trastornos de personalidad se caracterizan por patrones de percepción, reacción y relación que son relativamente fijos, inflexibles y socialmente desadaptados, y comportamiento singulares, extraños o exagerados que se apartan significativamente de lo que se considera normal. Las personas tendemos a enfrentarnos a las situaciones con un estilo individual más o menos fijo. Por ejemplo, hay personas que ante una situación problemática tienden a buscar ayuda, otras se muestran autosuficientes; algunas personas minimizan los problemas y otras los exageran; pero si no resulta eficaz, intentan resolverlo de otro modo. Sin embargo, las personas con trastornos de la personalidad son tan rígidas que no se adaptan fácilmente a las distintas circunstancias dificultando su capacidad operacional y sus relaciones interpersonales.
Los tipos de Trastornos de Personalidad son:
El objetivo será detectar y modificar aquellas creencias disfuncionales sobre las que se fundamenta cada trastorno de la personalidad y modificarlas. Las técnicas conductuales nos ayudarán a modificar los patrones conductuales alterados hacia unos patrones más adaptativos.
Los tratamientos de los trastornos de la personalidad suponen un gran reto ya que requieren un alto grado de implicación por parte de la persona implicada y exigen poner en práctica todas las habilidades terapéuticas y experiencia del psicólogo
El ser humano, desde el momento del nacimiento, necesita para su desarrollo, tanto físico como mental, de unos adultos que lo acompañen en su proceso evolutivo, educándolos para su socialización y procurando que adquiera suficiente autonomía para su vida de adulto, siendo capaz de adentrarse en otros grupos sociales.
La tarea fundamental de la familia es cuidar de los hijos, ayudarlos a desarrollarse física y psíquicamente y educarlos, hasta que puedan ser personas adultas, responsables y capaces de colaborar de forma solidaria y creativa en la comunidad y sociedad en la que viven.
El modelo de familia tradicional está sufriendo importantes cambios y aparecen nuevos conflictos que deben de afrontarse, y en algunos casos será necesaria la realización de una terapia de familia. Dicha intervención dependerá del tipo de demanda, de la dificultad o gravedad de la problemática, y sobretodo de la predisposición de los diferentes miembros que forman el grupo familiar para promover el cambio.
Las problemáticas más comunes son:
La Terapia sistémica relacional facilita el abordaje terapéutico en la familia pues permite una visión global y el análisis de las distintas relaciones existentes dentro del grupo familiar.
Iniciaremos una valoración y reconocimiento de las alianzas existentes y aspectos positivos, así como de los conflictos y los factores que determinan las dificultades de relación. Posteriormente nos centraremos en fortalecer y desarrollar recursos familiares que permitan mayor fluidez y la cooperación necesaria para tomar decisiones, negociar, resolver conflictos y conseguir que los diferentes miembros de la familia actúen cooperando en una misma dirección.
En el transcurso de la psicoterapia de familia podremos establecer sesiones donde no incluyan a todos los miembros de la familia con objeto de abordar determinados aspectos de relevancia en el caso.
La mediación es una forma de resolver conflictos entre dos o más personas, con la ayuda de una tercera persona imparcial mediadora.
La mediación es voluntaria, confidencial, y está basada en el diálogo. La principal ventaja de la mediación es que evita la dilatación de los procesos judiciales y reduce el malestar emocional de las personas implicadas en el conflicto.
Los motivos de mediación pueden ser muchos, pero los más habituales, en el ámbito familiar, son: custodia de los hijos, ejercicio de la potestad del padre y la madre, régimen de visita de los hijos, uso de la vivienda familiar, pensiones alimenticias o conflictos económicos, como por ejemplo, reparto de herencias.
El diálogo entre las partes es fundamental. Si las partes consiguen dialogar será más fácil que en el futuro puedan mantener una relación más fluida cuando deban tomar decisiones sobre intereses comunes. Este hecho cobra especial importancia en los casos de ruptura con hijos menores, puesto que aunque la pareja se haya roto, los padres continúan siendo, siempre, “una pareja de padres”.
El proceso más habitual en una mediación es el siguiente:
Es necesario aclarar que el proceso de mediación, no es una terapia de pareja, ni una terapia de familia, puesto que el objetivo de la mediación es única y exclusivamente, llegar a acuerdo, sobre uno o varios conflictos concretos, a los que las partes no ha podido llegar por sí solas.
"No hay sabiduría sin apertura y flexibilidad”
El Desarrollo Personal es un proceso que se inicia con la búsqueda de un cambio o frente a nuevos retos, constituyendo un proceso de transformación mediante el cual podemos adoptar nuevas ideas o formas de pensamiento, que nos permiten generar comportamientos y actitudes diferentes a las de siempre, obteniendo una mejora y un cambio en la calidad de vida.
El Coaching personal es un proceso, un entrenamiento que estimula el desarrollo permanente de las habilidades de una persona, ayuda a descubrir y liberar el potencial de una persona para incrementar al máximo sus capacidades, así como clarificar nuestros objetivos y marcar su desarrollo . Es una metodología que cubre el vacío existente entre lo que una persona es en la actualidad y lo que quiere llegar a ser. Desarrollar la autoestima supone el mayor objetivo en la superación personal, ya que con una buena autoestima disminuye la aparición de trastornos emocionales, mientras que sin ella, la vida resulta poco satisfactoria.
Este proceso normalmente se inicia cuando sentimos un cierto grado de insatisfacción con lo que somos o hacemos. Podemos tener la sensación de que alguna o varias de nuestras capacidades (asertividad, el uso de habilidades sociales, empatía, liderazgo, etc.) podrían mejorarse produciendo resultados positivos en nosotros mismos y nuestro entorno.
En este proceso le ayudaré a explorar e incrementar todo su potencial, ofreciéndole herramientas y técnicas prácticas para su desarrollo. Mi función será facilitarle el descubrimiento de sus recursos y competencias, el proceso de aprendizaje y cambio, ayudándole a superar la limitación de su percepción e iluminando los puntos ciegos y favoreciendo el proceso de cambio hacia el logro de sus metas personales. Mediante las preguntas oportunas, facilitaré la observación y la reflexión con objeto de remover y convertir los obstáculos en oportunidades, generando acciones más efectivas.
La evaluación psicológica se realiza generalmente con fines clínicos, detallando rasgos de personalidad, capacidades cognitivas, y las acciones a realizar desde un punto de vista psicológico y terapéutico o educativo. Los informes psicológicos tienen diferentes objetivos, entre los que destacan la orientación académico- profesional, apoyo para otros profesionales (profesores, psiquiatras, médicos, etc.), diagnósticos diferenciales, o simplemente con el objetivo de conocer si es necesario realizar una terapia.
El proceso para realizar un informe psicológico es parecido al pericial, eliminando el factor legal. Se realiza una Sesión inicial con el objetivo de conocer las motivaciones de la evaluación psicológica; la Evaluación diagnóstica: entrevista clínica y pasación de pruebas psicométricas; Sesión de cierre y entrega del informe psicológico, explicándo las conclusiones obtenidas, además de la orientación en relación con los resultados.
El informe psicológico puede abarcar diferentes áreas de diagnóstico:
La Psicología Forense, Jurídica o Legal hace referencia a la aplicación de los conocimientos científico-técnicos y profesionales del psicólogo, como experto conocedor en la materia aplicada al derecho.
Cuando el psicólogo actúa como perito o psicólogo forense, evalúa el grado en el que se manifiesta el problema, evalúa los posibles daños psicológicos ocasionados, descarta simulación o disimulación y ayuda a que dentro del marco legal, se tomen las decisiones más correctas y ajustadas a los hechos favoreciendo la toma de decisiones sin añadir confusión al proceso.
El trabajo del psicólogo forense como experto asesor en los procesos legales, es un trabajo clínico y diagnóstico en el que emite su juicio profesional acerca del estado mental de las personas implicadas de alguna manera en el proceso legal pertinente, así como evaluar sus secuelas psicológicas, su aptitud para ostentar la guardia y custodia de menores o la tutela de discapacitados, así como valorar la imputabilidad penal de los trastornos mentales, la capacidad para ser juzgado y la credibilidad de los testimonios.
El psicólogo perito es un técnico que realiza un informe con un alto grado de validez y fiabilidad, por lo tanto la línea de trabajo del perito psicólogo se basa en la aplicación de una metodología caracterizada por el rigor científico, la objetividad y la precisión, con el fin de demostrar al juez las conclusiones a las que ha llegado, a través de un lenguaje comprensible y con garantías de máxima calidad.
Derecho civil:
Baremación de secuelas psicológicas:
Derecho laboral:
Derecho de familia:
Psicología forense para menores:
Derecho penal:
Mantengo una perspectiva ecléctica e integradora fundamentada en la terapia cognitivo-conductual, basada en la evidencia científica, que constituye el abordaje terapéutico más eficaz para mitigar el malestar emocional que acompaña cualquier trastorno, y enfrentarse a aquello que en la actualidad le perturba y dificulta su vida. mediante distintas técnicas.
Con el fin de poder establecer la intervención más adecuada, en relación con su demanda, realizo una entrevista exhaustiva que me ayudará a evaluar y comprender su caso, realizando conjuntamente un análisis que nos permita identificar los factores que inciden en la problemática que presenta. Es muy importante que usted entienda la incidencia de dichos factores en el mantenimiento de su problema, dado que esta será la base para el tratamiento, donde se generarán los recursos cognitivos y conductuales necesarios. Todo esto, sin olvidar que usted ya dispone de competencias y potencialidades que en estos momentos difíciles ha dejado de usar o simplemente desconoce que posee y que serán anclajes fundamentales en nuestra intervención.
En ocasiones serán necesarias pruebas psicodiagnósticas complementarias (test, inventarios, cuestionarios) con el fin de obtener una mayor información que facilite la intervención, de la misma manera que cuando se dirige a cualquier otro profesional sanitario.
Una vez establecidos los elementos implicados en el origen y mantenimiento del problema y, en su caso, el diagnóstico y, de acuerdo con la persona interesada, elaboraré un plan de intervención adaptado a su situación particular, explicándole en qué consistirá y una vez consensuado, procederemos a su inicio. La intervención terminará con la generalización de resultados y prevención de recaídas.
El objetivo de las técnicas cognitivas será facilitar la exploración y detección de los pensamientos automáticos y supuestos personales irracionales o distorsionados, comprobar su validez y modificarlos por otros más racionales.
El objetivo de las técnicas conductuales será implantar, y/o incrementar la frecuencia de actividades placenteras y reducir las displacenteras, desarrollar nuevas habilidades y afianzar las existentes, así como propiciar el afrontamiento adaptativo a distintas situaciones.
Las técnicas de terapia cognitiva y conductual se complementarán con otras técnicas de eficacia demostrada como la hipnosis clínica, la psicoeducación, mindfulness, etc y ejercicios terapéuticos que se realizarán entre sesiones. La práctica de estos ejercicios, que se modificarán conforme avance en el tratamiento, le proporcionarán las herramientas que usted necesita para afrontar su situación actual y posibles vicisitudes en el futuro. El éxito terapéutico dependerá de que la persona implicada asista regularmente, participe activamente en las sesiones y lleve a cabo las tareas y objetivos propuestas para realizar entre semana.
Habitualmente las sesiones comenzarán con una periodicidad de una sesión por semana estableciendo, con posterioridad y en función de su mejora, una frecuencia cada vez menor.
La hipnosis clínica es una potente técnica especialmente efectiva y valiosa en el tratamiento de una amplia variedad de problemas psicológicos y médicos, ayudando a la mejora de la calidad de vida de muchas personas.
Existe suficiente evidencia empírica, resultado de la investigación más rigurosa al respecto, que apoya la eficacia de la hipnosis como coadyuvante en el tratamiento de los trastornos de ansiedad o estados de ánimo, así como otros de carácter somático, especialmente el manejo del dolor, problemas de sueño, colon irritable, problemas oncológicos, trastornos del sueño, asma, enuresis infantil, diabetes, esclerosis múltiple, tabaquismo, obesidad, etc.
La hipnosis procura un estado de conciencia, intermedio entre la vigilia y el sueño; un estado de focalización interna de la atención, parte de nuestros procesos naturales de concentración. con la cual se puede acceder más directamente a los procesos y pensamientos más profundos, y de esta manera utilizar la propia imaginación para provocar los cambios necesarios. Por ello, en dicha intervención, se procurará que la persona utilice la Autohipnosis como herramienta eficaz para su práctica.
Durante la hipnosis se alcanza un estado muy agradable de relajación corporal y muscular que favorece las sensaciones de bienestar y de autocontrol, además de mejorar la focalización de la atención en un pensamiento activo y creativo, aumentando las habilidades imaginativas e implicación emocional, así como las expectativas de éxito terapéutico y adherencia al tratamiento.
Hipnosis para DEJAR DE FUMAR: La nicotina, uno de los múltiples componentes de los cigarrillos, generan una alta adicción, manteniendo la conducta de consumo y búsqueda del cigarrillo. El síndrome de abstinencia física desaparece rápido pero la psicológica es más resistente ya que se encuentra asociado el consumo a situaciones cotidianas (café, reuniones...).El tratamiento propuesto se realiza mediante la hipnosis clínica ya que posee un alto porcentaje de éxito.
Podrá optar por una intervención de calidad y adecuada a su situación personal y disponibilidad, contando con un apoyo profesional on line que le ofrece múltiples ventajas. Es una forma cómoda y eficaz de realizar la psicoterapia cuando las posibilidades y limitaciones de tiempo se lo impidan. Especialmente adecuada para personas que por motivos personales, de movilidad, distancia geográfica o por impedimentos de salud física o psicológica, tienen restringida el acceso a un tratamiento psicológico presencial.
Mediante una conexión a internet, con una “Web cam” y a través de Skype, podemos contactar en tiempo real, independientemente que este en nuestra ciudad o fuera de la misma, incluso en el extranjero.
Para acceder a este servicio “on line” solo tiene que rellenar y enviar el formulario y la protección de datos disponible en esta web. Posteriormente me pondré en contacto con usted para concertar el momento más adecuado para ambos. Una vez realizado el pago a través de transferencia bancaria, se realizará la sesión programada.
No dude en ponerse en contacto a través del teléfono o por correo electrónico para cualquier consulta y poder resolverle cualquier cuestión.
Existen determinadas enfermedades, la mayoría de carácter crónico, que se acompañan de problemas psicológicos como la ansiedad, estrés, apatía, depresión, trastornos del sueño… provocando que la calidad de vida de la persona disminuya notablemente.
La intervención va dirigida a acompañar a la persona en el proceso, paliar su sintomatología con diversas técnicas como la hipnosis clínica y dotarla de los recursos necesarios para hacer frente a su situación, de forma que vaya aumentando su seguridad y control. Del mismo modo, ofrezco un espacio a las personas más cercanas al paciente integrándolas en la misma, ya que soy consciente que estas situaciones no solo afecta a la persona en cuestión, sino también a su círculo social y afectivo más cercano.
Algunas de las enfermedades con las que se interviene: Cáncer, Cardiopatías, Fibromialgia, dolor crónico, asma, colon irritable, etc.
En ocasiones podemos sentir alteración y nerviosismo y observamos que nuestra mente divaga con frecuencia de un lugar a otro, arrastrada por la corriente incesante de pensamientos, emociones, etc. Así pues, el primer objetivo de la práctica de Mindfulness es aquietar la mente, calmarla, tornarla serena y tranquila. Para ello, la entrenaremos con el fin de que permanezca centrada (o concentrada) en un solo estímulo, de forma constante e ininterrumpida durante un breve espacio de tiempo y, de esta manera podremos tomar el mando de nuestra mente, disciplinando, adiestrando y redirigiéndola hacia lo que realmente nos interesa..
Los ejercicios Mindfulness (plenitud o amplitud de mente) están diseñados con el fin de desarrollar la capacidad para ubicarnos y mantenernos en el momento presente y resultan una poderosa herramienta para mejorar nuestra capacidad de concentración, relajación y productividad.
Adamson Psicología oferta un Servicio de Colaboración con Instituciones o entidades que requieran los servicios de un psicólogo para desarrollo de proyectos puntuales, formación o asesoramiento sobre las cuestiones propias del rol del psicólogo y que no dispongan de los recursos económicos necesarios para contar con un psicólogo en plantilla.
En no pocas ocasiones, los problemas emocionales vienen determinados por la dificultad para defender nuestros derechos ante otras personas y, probablemente se deba a que olvidemos o desconozcamos nuestros derechos más básicos respecto a nuestra relación con los demás. Es por esto que recomiendo leer y analizar con detenimiento los siguientes derechos, reflexionando sobre las siguientes cuestiones: ¿En qué situaciones y ante qué personas me cuesta defender cada uno de los siguientes derechos personales?, ¿Qué dificultades tengo para defenderlos? Y, sobre todo, ¿Qué puedo hacer para defenderlos?
AUTOCONTROL: Capacidad de mantener las propias emociones bajo control y evitar reacciones negativas ante las provocaciones, la oposición o la hostilidad por parte de otros, o cuando se trabaja en condiciones de estrés.
AUTOCONFIANZA: Convencimiento de que uno es capaz de realizar con éxito una tarea o elegir el enfoque adecuado para realizar un trabajo o resolver un problema. Incluye mostrar confianza en las propias capacidades (ante nuevas dificultades), decisiones y opiniones.
Según se señala en la guía clínica sobre ciberacoso a menores, las dificultades más frecuentes con las que se encuentran los menores a través del uso de la nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son el acceso a información inadecuada para su edad y/o información incorrecta (como contenidos pornográficos o violentos), los riesgos técnicos, la pérdida de privacidad, la suplantación de identidad, los fraudes económicos y la adicción al uso de las TIC. De esta manera y si bien el ciberacoso no es el problema más prevalente, resulta de interés prioritario debido a que es el que conlleva un mayor riesgo para la salud física y mental del menor, aumentando la probabilidad de depresión y suicidio.
En el momento en que denominamos a una persona "paciente" estamos relegándola a víctima de una enfermedad, situándola fuera de su control y, por tanto, no responsable del curso y evolución de su problema. En el caso de las mal llamadas "enfermedades mentales", la causa de las mismas sería el deficiente funcionamiento del cerebro, problemas en su estructura o secreción de neurotransmisores o bien de tipo genético, aspecto, este último, que no llega a demostrarse tras investigaciones más rigurosas y objetivas que las propias financiadas por las industrias farmacéuticas. Evidentemente, no estamos hablando de los trastornos neurodegenerativos o los consecuentes a una malformación o traumatismo craneoencefálico que afecte las funciones cerebrales.
La meditación Mindfulness normalmente comienza con la práctica de la concentración a través del siguiente ejercicio.
• Un minuto de atención plena: nuestra respiración.
Este es un ejercicio fácil de realizar en casi cualquier lugar y momento del día y es la base fundamental de una técnica de meditación mindfulness correcta, pues la respiración es el estímulo objeto de meditación por excelencia.
Consiste en focalizar toda nuestra atención en la respiración durante un minuto. Para ello, adoptaremos una postura cómoda, sentados, tumbados o incluso de pié, dejando los hombros caidos y sueltos y alineando nuestra columna con el eje natural de nuestra espalda.
J. W. Goethe, poeta y dramaturgo alemán, dijo “si tratamos a una persona como lo que es, seguirá siendo lo que es; pero, si la tratamos como lo que podría ser, entonces se convertirá en todo lo que puede llegar a ser”.
Robert K. Merton, sociólogo determinó que “ una profecía autocumplida es una falsa definición de una situación o persona, que evoca un nuevo comportamiento, el cuál hace que la falsa concepción se haga verdadera”. Dicho de otro modo, es una expectativa que incita a las personas a actuar de forma que ésta se haga realidad. Este engaño al que damos suficiente certeza perpetúa el error, pues el poseedor de la falsa creencia, percibirá el curso de los acontecimientos como una prueba de que estaba en lo cierto desde el principio. Así, cuando una esposa cree que su matrimonio fracasará, sus miedos le harán comportarse de tal manera que se confirme dicho fracaso.
Por tanto, una profecía positiva o negativa declarada como verdad, aunque sea falsa, podría condicionar suficientemente a una persona como para que sus reacciones cumplan esa creencia.
La adolescencia es un periodo de "transición" del niño al adulto, que lo convierte en una etapa de crisis, de transformación, donde se produce la reorganización de su personalidad hacia una nueva identidad, en la que se realiza una mayor introspección y trabajo de autoconocimiento.
En esta etapa evolutiva, con características determinadas y especiales, es de gran utilidad el asesoramiento de un profesional de la psicología para asegurar una buena integración de la personalidad y superar problemas que normalmente aparecen en la adolescencia relacionados con:
La nicotina, uno de los múltiples componentes de los cigarrillos, generan una alta adicción, manteniendo la conducta de consumo y búsqueda del cigarrillo.
El síndrome de abstinencia física desaparece rápido pero la psicológica es más resistente ya que se encuentra asociado el consumo a situaciones cotidianas (café, reuniones...).
El tratamiento propuesto se realiza mediante la hipnosis clínica ya que posee un alto porcentaje de éxito.
"No hay sabiduría sin apertura y flexibilidad”
El Desarrollo Personal es un proceso que se inicia con la búsqueda de un cambio o frente a nuevos retos, constituyendo un proceso de transformación mediante el cual podemos adoptar nuevas ideas o formas de pensamiento, que nos permiten generar comportamientos y actitudes diferentes a las de siempre, obteniendo una mejora y un cambio en la calidad de vida.